Café helado con leche condensada: con café de grano, sin máquina

Para muchos el café, más que un gusto, es una necesidad. Sin embargo, las bebidas calientes en temporada de calor, no son las favoritas de todos. Cámbialo por un café helado con leche condensada, usando café de grano.

Aunque los baristas no coincidan, para los amantes del café más ligero, su versión helada es uno de los mejores inventos de los últimos tiempos. Gracias a él podemos tener desde un tradicional americano o latte, hasta otros saborizados con caramelo o licor de whiskey.

¿A quién se le ocurrió esta idea? En realidad, no está muy claro. Para algunos, fue en 1840 en Argelia, donde los franceses buscaron adaptar su gusto por el café al clima caluroso de la región cuando la dominaban.

Sin embargo, otros afirman que fue en 1950 en Grecia, donde aparentemente se dejaba enfriar el café para después ponerle hielos. Lo que sí tenemos claro, es que ya es un clásico alrededor del mundo, ideal para el verano y, claro, que con café de grano sabe mejor.

Pero tranquilo, no necesitas una máquina de expreso para prepararlo y extraer todo el sabor, aquí el truco para lograr el café helado con leche condensada más delicioso, sin usar máquina.

¿Cómo hacer café helado con café de grano?

1. Vierte la leche condensada en un vaso alto o de aproximadamente 300 mililitros de capacidad, resistente al calor. Para que luzca mejor, hazlo dejando caer la leche por los lados del vaso.
2. Pon un colador pequeño encima del vaso y, sobre este, un filtro para café o tela de cielo.
3. Coloca el café dentro del colador y compáctalo con ayuda de una cuchara, para crear el efecto de una cápsula de café.
4. Vierte un poco de agua caliente hasta cubrir los granos. Cuando se acabe el agua, vierte otro poco y repite hasta terminar.
5. Agrega suficientes hielos, revuelve y disfruta tu café helado con leche condensada. Si lo deseas, puedes añadir leche de vaca o vegetal, si te gusta el café más ligero.

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¿Cuál es la diferencia entre café de grano y café soluble?

Contrario a lo que muchos creen, tanto el café de grano como el soluble, son cafés. Sin embargo, ambos atraviesan por procesos diferentes para obtener el café que amamos, pues el primero suele requerir una cafetera y el segundo solo agua o leche caliente… o fría.

Según expertos, los granos de café se obtienen de las semillas maduras del cafeto, las cuales se secan y tuestan. Para poder preparar el café de grano, estos se muelen en un molino o molinillo.

Posteriormente, la bebida se prepara con la cafetera eléctrica, prensa francesa, máquina de expreso, o incluso en una olla con agua hervida, lo que en México conocemos como café de olla.

En contraste, para el café soluble, basta agregarlo a agua o leche caliente, a veces fría. Sin embargo, para lograr este efecto, los granos de café tostados y molidos, se disuelven en agua caliente y se someten a un proceso de liofilización para obtener ese polvo que conocemos.

Todo este proceso también impacta en el sabor, pues el café de grano tiende a un sabor más completo e intenso, mientras el soluble es más suave y menos complejo, por lo que muchos lo evitan.

Si amas un buen café frío, pero también el café de grano, prepara este café helado con leche condensada, es dulce, cremoso y con toda la intensidad del café, sin necesidad de máquina de expreso.

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