¿Sabías que hay vida en el pan que consumes?
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Un secreto para obtener un pan más sabroso y aromático es incluir masa madre en su preparación. Si no estás familiarizado con este término, se trata de un fermento natural compuesto de harina y agua.
La elaboración de la masa madre es artesanal, se trata de crear un cultivo con los microorganismos presentes en el aire y la levadura natural de los alimentos.
El primer paso consiste en mezclar agua y harina en mismas cantidades y dejarlas a temperatura ambiente, al segundo día de reposo la mitad de la masa debe renovarse. El proceso tarda aproximadamente una semana.
Una de las señales de que el cultivo está listo es que comience a burbujear y desprenda un olor avinagrado. Cuando aumente de volumen estará en su punto.
Los panaderos lo conservan en estado líquido o como un trozo de masa. Cada vez que lo utilizan deben agregarle más agua y harina. Si se ocupa todos los días, o de forma constante, se puede mantener a temperatura ambiente, de lo contrario es recomendable que se refrigere.
Esta técnica antiquísima actualmente se puede sustituir por la levadura comercial. Pero el resultado no se compara. Un pan de masa madre, además de delicioso, es más nutritivo y digestivo, contiene lactobacilos y es ideal para personas con diabetes.
Algunos restaurantes de la ciudad exhiben una placa con la fecha de elaboración de su masa madre, además la tratan como un integrante más de la cocina.
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