¿Por qué la comida nos hace salivar?

Seguramente has dicho la frase “se me hace agua a la boca” cuando un platillo se te antoja demasiado.

Esta acción de salivar (de más) se produce como consecuencia de un reflejo de secreción gástrica. Es decir, nuestro cuerpo se prepara para digerir los alimentos.

Esta respuesta al estímulo contribuye a la digestión, protege los dientes de bacterias y disminuye el riesgo de enfermedades en las encías.

Esta teoría fue comprobada por el fisiólogo y psicólogo ruso Iván Pávlov, quien formuló la ley del reflejo condicional.

Sus experimentos con perros le mostraron que éstos segregaban saliva con el simple hecho de olfatear alimentos. 

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