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Diferencia entre leche condensada y leche evaporada: cómo usar cada una

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La leche condensada y la leche evaporada son dos ingredientes clave en la cocina. No importa si cocinas más dulce o salado, en algún momento las has usado. Sin embargo, sus nombres causan confusión. Descubre sus diferencias y cómo usar cada una.

La leche, ya sea de vaca, cabra, oveja u otros mamíferos, no sólo es un alimento nutritivo, también es la base de muchos otros esenciales en la cocina, como el queso, mantequilla, crema y, por supuesto, la leche evaporada y condensada.

Así es, una de las cosas que comparten ambas, es que vienen de la leche de vaca. Sin embargo, cada una pasa por un proceso diferente para obtener el producto final.

 

¿Qué es la leche condensada?

La leche condensada es un producto de la leche de vaca que se obtiene eliminando parte del agua que esta contiene. En este caso se elimina alrededor del 60 por ciento de este líquido, además de añadirle azúcar, de esta forma se obtiene esa textura cremosa y sabor dulce.

De acuerdo al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España, este producto fue inventado por Gail Borden en 1852, como una forma de reducir las intoxicaciones alimentarias por el consumo de leche, pues esta no se almacenaba bien sin refrigeración.

El proceso que atraviesa la leche para convertirse en leche condensada, comienza con la evaporación, al calentarla a temperaturas elevadas; a continuación, se le añade azúcar en una proporción de una parte por cada cuatro partes de leche.

Una vez que se agrega el azúcar, se mezcla para disolverla y se somete a un proceso de esterilización, de esta forma se asegura la eliminación de bacterias y su larga vida útil. Ya lista, ahora sí se envasa herméticamente.

 

¿Qué es la leche evaporada?

Al igual que la leche condensada, la leche evaporada es leche de vaca a la que se le quita alrededor del 60 por ciento del agua que contiene, lo que le da una consistencia cremosa y espesa, además de una mayor concentración de nutrientes.

Así es, al quitarle el agua, los nutrientes se concentran, por eso la leche evaporada tiene más calcio, proteína y grasa si se compara con la misma porción de leche de vaca. Sin embargo, si agregamos cierta proporción de agua a la leche evaporada, obtenemos una leche similar o igual a la de vaca en Tetrapak.

Sobre su origen, se cree que los primeros ensayos fueron realizados por el cocinero Nicolás Appert como un método de conservación para alargar la vida de este producto.

Su proceso de producción es muy similar al de la leche condensada, pues la leche de vaca se calienta para evaporar el agua; posteriormente, se homogeniza, es decir, se somete a un proceso para evitar la separación de las grasas y darle una textura uniforme.

Posteriormente se calienta a una temperatura elevada para pasteurizarla y eliminar las bacterias dañinas, sumado a esto, se puede esterilizar para darle una mayor vida útil, y finalmente se envasa herméticamente.

Foto: iStock

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¿La leche evaporada y leche condensada son lo mismo?

Aunque la leche evaporada y leche condensada atraviesan el mismo proceso de eliminación de alrededor del 60 por ciento de agua, existen diferencias entre ambas. La principal es el contenido de azúcar en la leche condensada, mas no es la única.

La adición de azúcar también hace que la leche condensada sea más densa y cremosa que la leche evaporada, al tiempo que aumenta su contenido calórico y los carbohidratos. Eso sí, las dos son ricas en calcio y proteínas.

Otra diferencia es la que impacta en su vida útil. Si bien ambas se conservan por mucho tiempo mientras están cerradas, una vez abiertas suele durar más la leche evaporada, pues el azúcar en la leche condensada tiende a favorecer la aparición de moho.

Finalmente, aunque ambas son clave en la cocina, la leche condensada suele reducirse a la elaboración de postres, mientras que la evaporada tiene un espectro más amplio de uso, pues se incorpora tanto en recetas dulces como saladas.

 

¿Cómo usar la leche evaporada y leche condensada en la cocina?

Leche condensada y evaporada para postres

Tanto la leche condensada como la leche evaporada pueden usarse en la elaboración de postres y dulces. La primera funciona como un sustituto del azúcar, además de aportar cremosidad, mientras que la segunda ayuda a conseguir resultados más cremosos que la leche normal.

Asimismo, la leche evaporada funciona perfecto para productos horneados, como pasteles y panqués, pues contiene menos agua que la leche normal, por lo que da una mejor textura.

Leche condensada y evaporada para bebidas

Igual como ocurre en los postres, la leche condensada da un sabor dulce a bebidas frías y calientes, además de darles una consistencia más cremosa. De esta forma evitamos el uso de azúcar y obtenemos bebidas menos simples.

Pero si no quieres usar azúcar, la leche evaporada aporta la misma textura cremosa, ideal también para sustituir la crema o la leche en bebidas calientes, pero también en otras frías, como el agua de horchata o fresa.

Leche condensada para la cobertura de postres

Gracias a su textura espesa y sabor dulce, la leche condensada es ideal para cubrir postres, panqués y pasteles. Lo mejor es que puedes usarla de forma natural o combinada con ingredientes como el chocolate, o transformada en dulce de leche.

Leche evaporada para cremas y salsas

La leche evaporada es perfecta para espesar sopas, como las cremas, y salsas cremosas, de esta forma reducimos la cantidad de grasa presente en la crema, otro ingrediente común de estas preparaciones.

Definitivamente, tanto la leche evaporada como la leche condensada son grandes aliadas en la cocina, pues nos permiten crear platillos extraordinarios, dulces y cremosos. Ahora que conoces sus diferencias, sácales todo el provecho.

Eso sí, recuerda que la cantidad de leche condensada siempre debe ser precisa, para evitar un exceso de dulzor. Asimismo, ambas deben conservarse en refrigeración una vez abiertas y usarse en poco tiempo.

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