Prepara un delicioso cheesecake de cajeta, una receta fácil en 5 pasos
Si de por sí la cajeta ya es extremadamente rica, ¿ahora te la imaginas como parte de un postre como el cheesecake? Hay veces en las que solo queremos ver el mundo arder, pero en bonito, porque lo que más buscamos es antojarte estas ideas.
Por eso para que no te quedes con las ganas, checa esta receta de cheesecake de cajeta para el postre en 5 pasos. Es tan sencilla que podrás tenerlo listo a tiempo para la tarde, solo ten en cuenta las horas de refrigerado.
Cómo hacer cheesecake de cajeta
Preparación
- Hidrata la grenetina con ¼ de taza de agua.
- Tritura las galletas y mezcla con la mantequilla hasta formar una pasta. Cubre el fondo de un molde desmontable con la masa y refrigera.
- Coloca en una olla la crema, la mitad de la leche y el azúcar, calienta a fuego medio hasta que rompa el hervor. Derrite la grenetina e incorpórala a la mezcla.
- Añade la cajeta, el queso crema y mezcla hasta que los ingredientes estén integrados. Pasa la mezcla por un colador para eliminar grumos y vacía en el molde con la base de galleta.
- Cubre con plástico de cocina, deja entibiar un poco y guarda el cheesecake de cajeta en refrigeración por 4 horas o hasta que cuaje. Desmolda y sirve.
Tip extra:
Para derretir la grenetina, lo puedes hacer a baño maría o en el microondas. Si eliges esta opción, colócala dentro y en lapsos de 15 segundos hasta que se deshaga.
Cheesecake: el origen del postre
El cheesecake, conocido en español como "tarta de queso", tiene raíces antiguas que se extienden por todo el mundo. Si bien la versión moderna del cheesecake se asocia principalmente con la cocina estadounidense, su origen se remonta mucho más atrás en el tiempo.
Para entender el origen del cheesecake, debemos retroceder hasta la antigua Grecia, donde se cree que se originó la receta más primitiva de este postre, de acuerdo con Smithsonian Magazine.
Los griegos solían mezclar queso de cabra, miel y harina para crear un pastel dulce que se asemejaba a lo que hoy conocemos como cheesecake.
Con el tiempo, esta receta viajó a través de las fronteras y llegó a Roma, donde los romanos adoptaron y adaptaron la receta griega según sus propios gustos y tradiciones culinarias.
Los romanos incorporaron queso ricotta en lugar de queso de cabra, lo que dio como resultado una versión más suave y cremosa del cheesecake.
Durante la Edad Media, el cheesecake continuó evolucionando en Europa, donde se volvió popular entre la nobleza y la alta sociedad.
En el Renacimiento, el cheesecake se convirtió en un elemento básico en las mesas de banquetes de la realeza y la aristocracia europea.
Los chefs de la época experimentaron con diferentes ingredientes y técnicas de cocción, dando lugar a una variedad de estilos regionales de cheesecake en toda Europa.
La llegada de los colonos europeos a América del Norte trajo consigo la tradición del cheesecake.
Los colonos adaptaron las recetas europeas utilizando ingredientes locales, como el queso crema, que era más abundante que el queso ricotta o el queso de cabra utilizado en Europa.
A lo largo de los siglos, el cheesecake se convirtió en un elemento básico de la cocina estadounidense, y su popularidad se extendió por todo el mundo gracias a la influencia de la cultura estadounidense en la gastronomía global.
Disfruta del pastel más rico hecho con queso crema y cajeta, por algo este cheesecake no le pide nada a otros. Y como dicen por ahí: nunca es demasiado pronto para comerse un postrecito.
Checa estas 4 formas de hacer cheesecake:
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